14 de abril de 2011

Mario Conde


La sala del Colegio Universitario a rebosar. Desde las siete de la tarde, la conferencia estaba fijada para las ocho, decenas de personas esperaban a que se abrieran las puertas. Yo también estuve esperando desde las siete treinta. Como era de suponer, Mario Conde no decepcionó, es más, superó, incluso expectativas. Comenzó haciendo referencia a los 16 años que estuvo en la cárcel, poca cosa, pero que le ayudaron a superarse y a crecer. La prisión le enseñó a conocerse. "La prisión, o te destruye o te construye". Mario Conde, para regocijo del personal, impartió su conferencia en pie. Mientras era presentado por el doctor De Diego permaneció sentado. Su rostro me lo ocultaba la pantalla de un ordenador portátil. Vaya por Dios, no voy a poder ver su cara mientras habla, -me dije- pero cuando terminó la presentación, Mario Conde se levantó y durante el tiempo que duró su conferencia, se movió por el escenario, caminando con soltura de izquierda a derecha para que todo el mundo pudiera verle. Hay que reconocer que pese a las vicisitudes que le han tocado vivir y los años, ya no es aquel jovenzuelo que conocimos cuando lo descubrimos, con sus treinta y pico de años, el señor Conde sigue siendo ese hombre atractivo, guapo, elegante, distinguido, con clase y, lo que es más importante, con un discurso tan cabal e inteligente, amén de su facilidad de palabra, que, imagino, deben rabiar de envidia muchos de los líderes políticos del panorama nacional español. No quiero pasar por alto su porte. Ese porte que le confiere la conjunción de su cabeza, su cuello, deslizándose suavemente, sin estridencias, hasta encontrar la espalda, para conformar una suerte de pieza única, de museo diría yo. Una pieza compacta, tridimensional que se asemeja a las estatuas que encontramos en el Museo de Atenas o El Cairo, donde se pueden ver esos torsos marmóreos de suma perfección. Así veo yo a don Mario y así, deduzco, lo ven el resto de señoras a tenor de la admiración que despierta. Y si a todo esto añadimos lo que alberga el interior de su cabeza, pues, señores míos, ¿qué ocurriría si el señor Conde fuera candidato para presidir este país? A ver, hagamos apuestas. Yo misma, que no pienso ir a votar, si don Mario se presentara para Presidente de Gobierno, apuesten a que ese día no me quedaría en casa. Bromas aparte, no le votaría por su físico, evidentemente, sino por sus ideas, por su preclara mente. Y porque, creo, sería un gran presidente. Motivos no le faltan. Como dijo él mismo, conoce la gloria y el infierno. Algo habrá aprendido. El señor Conde habló del sistema financiero y de cómo funciona, de los cinco millones de parados, de la falta de ilusión de la ciudadanía, de la falta de confianza en los políticos y de los culpables. "Son culpables los que manejan el poder y somos culpables nosotros que nos dejamos." Entre los asistentes, gente del PP que, apuesto, creerían que iba a dar caña al PSOE porque se le ve en la cadena Intereconomía pero, qué va, al señor Conde no se le notó, en absoluto, que se decante por ninguno de los partidos. Su independencia ideológica quedó más que patente para regocijo de muchos y para pasmo de algunos.

2 comentarios:

  1. Su imagen se vio muy dañada con el caso Banesto, e incluso en esta parte del mundo se habló bastante de ese proceso. Desconozco lo no narrado por la prensa, que muchas veces suele ser muy superior a lo narrado o supuesto.
    Hoy puede apreciarse a un hombre muy influido por ideas espiritualistas, admirador del arte, políticamente independiente y masón.
    Tus palabras hacia él son elogiosas, por lo que veo que es un hombre respetado en tu país.

    Un fuerte abrazo mi querida amiga.

    ResponderEliminar
  2. Jorge, a Mario Conde lo subieron a los altares y, de pronto, por esos intríngulis financieros que yo no acabo de entender, lo dejaron caer. Era, y es, un hombre brillante, inteligente, culto y trabajador. Como sabes, es abogado del Estado. Cuando preparaba las oposiones, nos dijo, mientras que sus compañeros estudiaban ocho horas diaria, él estudiaba 16.
    La prisión le ha cambiado como es lógico y tiene una perspectiva de la vida y de las cosas que a mí, me gusta, pero yo soy un poco especial, lo reconozco. Despierta mucho morbo entre la gente por lo que representó, pero yo le admiro de verdad. Me gusta su forma de pensar y su discurso. Interviente una o dos veces por semanas en un canal de tv. INTERECONOMIA y me encantan sus reflexiones. Le acompaña otro intelectual, de Zamora por cierto, a quien hice una entrevista cuando ganó el PLANETA,Juan Manuel de Prada, y resulta muy interesante todo lo que se dice.
    Un abrazo amigo Jorge.

    ResponderEliminar