15 de marzo de 2011

Mi madre


Esta semana hemos celebrado el 87 cumpleaños de mi madre. Vino desde Alemania mi hermana Manoli y desde Cáceres mi hermana Toya con su hija Rebeca. Hemos estado las cuatro hermanas pero faltó mi hermano. No pudo venir. Hemos celebrado el cumpleaños de mi madre con una con una comida en un restaurante. Por supuesto invitó mi madre. También vino mi hija de Madrid. Éramos en total once. La comida no estuvo muy buena pese a haber elegido un buen restaurante pero no nos importó demasiado. Lo importante era reunirnos una vez más.

Mi madre, últimamente, se encuentra muy cansada, excesivamente cansada, comparando su cansancio con la vitalidad que ha tenido hasta hace bien poco. Hoy, tras varias pruebas y análisis que le vienen realizando desde hace algunos meses, hemos vuelto al hospital a una nueva consulta. La acompañamos mi hermana Manoli y yo. El médico se sorprendió de que no supiéramos a lo que íbamos. No, simplemente han llamado a mi madre por teléfono citándola para las diez de la mañana. Sin ningún preámbulo ni adorno, el médico nos dice que lo que tiene mi madre es cáncer de sangre. No se le puede hacer un transplante porque debido a su edad se moriría en el intento.

Mi madre dice que a ella no le importa morirse, ni siquiera le importan los dolores, que los tiene y muchos pues su enfermedad afecta a los huesos también. A ella solo quiere que le quiten el cansancio, ese cansancio que la lleva a la cama directamente, que no querría levantarse de ella, que las piernas la llevan una y otra vez a la cama porque es donde mejor se encuentra y porque no le quieren andar. Mi madre es una mujer fuerte, entera, yo diría que está hecha de una pasta especial que le impide dramatizar donde otras personas se hundirían. Ella no. Nos han dicho que tienen que hacerle muchas cosas, que van a molestarla mucho, que ha de acudir a la consulta periódicamente, dos veces por semana, para hacerle transfusiones, que se va a sentir mal. Nos hemos ido de allí las tres muy serenas. Le he dicho a mi madre que las células cancerosas cuando se tienen muchos años como es su caso, van lentamente y que ella se morirá dentro de unos cuantos años. Ella sinsiste en que lo que quiere es que le quiten el cansancio. Nos han dicho que sí, que hay tratamiento para ello.

Nos hemos ido a tomar unos vinos y unas tapas. Mi madre nos ha invitado. No volvimos a hablar de su enfermedad. Mi madre es una mujer extraordinaria, llena de fortaleza. Mi madre es de las que saben que la vida y la muerte son hermanas gemelas, que no se apartan la una de la otra.

2 comentarios:

  1. Concha:un abrazo. Te deseo fortaleza en esta prueba que estás viviendo.

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  2. Cuánta sabiduría y entereza hay en tu madre, querida Concha. Ella entiende muy bien que esas gemelas siempre van de la mano.

    Espero que su cansancio pueda ser alivianado y que la vida aún le depare muchos días luminosos.

    Un fuerte abrazo mi querida amiga.

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