7 de febrero de 2011

Esfuerzo

Tras una temporada de desasosiego, vuelvo otra vez a la calma interior, esa calma tan necesaria para que nuestro vivir sea, de algún modo, placentero y feliz.
Intento detectar los motivos de mi recuperado estado de ánimo y compruebo que he ido cambiando ciertas actitudes que tenía para algunas personas, gente de mi entorno que, desde mi punto de vista, me han traicionado -o me ha parecido que lo han hecho-. Hoy he vuelto al café que había abandonado, con un grupo de amigas. Hoy, he intentado olvidar esas pequeñas afrentas, esos comentarios que hieren y que humillan. Esta tarde he hecho un gran esfuerzo por sonreir, por conversar sobre los temas que iban fluyendo sin intentar convencer, mirando a los ojos directamente, dulcificando mi mirada, si cabe, para que se notara que soy la misma de siempre. Reconozco que hice un gran esfuerzo.

2 comentarios:

  1. Felicidades Concha. Esto que comentas es la cosa más sencilla como la más difícil ¿verdad? También sé de esto. Un saludo desde Mérida.

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  2. Un generoso esfuerzo para seguir viviendo, mi querida Concha.
    Me recordó al Conde de Lautreamont que recomendaba rajarse la boca para que la sonrisa pareciese permanente, o al gran escritor Robert Brasillach diciendo ante el inevitable patíbulo: “No pierdas la sonrisa ni siquiera cuando te vayan a ejecutar. La vida es una broma de mal gusto; en vez de centrarte en el mal gusto, céntrate en la broma. Si buscas justicia en vez de tranquilidad en este mundo democrático, suicídate. Para vivir hoy hay que saber reírse de la estúpida realidad”

    Abrazos mi querida amiga.

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