9 de marzo de 2010

"Pobreza amorosa post-coital"

"He percibido que la filosofía poco importa, a menos que filosofes en el estrato de Paulo Coelho y Ricardo Arjona o que la vincules a la pobreza amorosa post coital."
Acabo de leer esta frase en el facebook de Jorge Muzam escritor e intelectual chileno que ha sobrevivido al seísmo de Chile. Ha vivido en propia carne el horror y la tragedia y ha contemplado en vivo y en directo, cómo muchos de sus compatriotras morían bajo los escombros y muchos otros se debaten bajo la tierra intentando salir del infierno.
Han pasado unos días y Jorge Muzam, parece que ha recobrado las ganas de vivir y de reflexionar sobre el acontecer de cada día.
Me ha llamado especialmente la atención la frase: "pobreza amorosa post coital".
De momento me pregunté ¿qué habrá querido decir el amigo Jorge con esta frase? Sobre el coito se podría filosofar mucho. Muzam dice que se da cuenta de que la filosofía importa muy poco, "a menos que filosofos en el estrato de Paulo Coehe, o Ricardo Arjona." A éste último no le conozco, sí a Coelho que suele filosofar constantemente, casi sin tregua y sin pausa, sobre el devenir social y sobre su propio devenir, incluso, Y termina la frase vinculando la filosofía a la pobreza amorosa post coital.
¿Qué mujer no se ha sentido, mortalmente herida, cuando, tras el encuentro amoroso, el compañero se da la vuelta y comienza roncar irremediablemente? Ahí se queda la mujer, sola, con la decepción enganchada a su cuerpo todavía ardiente y ávido de ese post coito que para ella no ha hecho más que empezar. Porque la mujer no busca el arrebato limpio -estocada certera- solamente, porque en el acto ha iniciado -ha querido iniciar- un camino que no desea que termine. Permanecerá quieta y callada y su mente desbordada, imaginando, filosofando, sobre lo que ella hubiera querido y lo que le dan.
Muere la pasión, muere el amor y se desbarata la relación de pareja porque el hombre ha nacido para conquistar: conquistar los pueblos, conquistar la plaza, conquistar a la hembra y, a ser posible perpetuarse y significarse, arrasando hombres, hincando su bandera en tierra extraña y perpetuar con su semilla la estirpe. Fuera de eso el hombre no está interesado en nada más. Por suerte, ahí está la mujer para convertir en algo digno pueblos, plazas, banderas y hombres. Porque gracias a la mujer, el hombre encuentra también su propia dignidad.

1 comentario:

  1. Otro filósofo nada reconocido, Robert Spaeman, habla de esa dignidad como un carácter propio de la conciencia moral del ser humano. En su naturaleza está la alteridad de verse reflejado en otra persona.

    Veo un reflejo inverso de mí en su post. Tal vez pueda ser interesante una conversación ligera. Espero respuesta.

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