27 de enero de 2010

Una vez perdí el culo

El Club de Lectura de la biblioteca está dando sus frutos, y no porque me obligue a leer un libro a la semana, sino porque he entablado amistad con gente interesante, personas que comparten conmigo las mismas inquietudes, aficiones, ilusiones, incluso edad y circunstancia. Aunque, bien es verdad que las circunstancias personales difieren de unos a otros porque hay solteros, casados, viudos y separados al mismo tiempo, solteras que, a buen seguro, les gustarìa haberse casado y algún casado/a, que le gustaría lo contrario. La verdad es que se desea la situación que no se tiene y el estado civil de cada cual es el ejemplo más gráfico.
El clubdelectura nos ha unido, como digo, a un grupo de amigas, antes conocidas simplemente, pero que coincidíamos en el teatro, el el ballet, en el cine, en alguna conferencia o coloquio, en algún seminario, etc. Es decir, el clubdelectura ha sido el último lugar que nos ha permitido intimar un poco más. La confianza empieza a adueñarse del grupo y las conversaciones fluyen airosas: la visita por el románcio y modernismo para el día siete, la obra de Calderón en el Principal, las estelas funerarias de Villardiegua, la clase de gimnasia, el café, los balnearios, París, el esquí en la Covatilla -tal vez-, el camino de Santiago. Mujeres que hablan de todo menos de mujeres, es decir de todo lo que, normalmente, las mujeres no hablan. Un desliz esta misma mañana. La alimentación, que no la dieta. No deben mezclarse hidratos con proteíans. Se pueden perder unos cuantos kilos, a quien le sobren, claro. Una vez, Transi perdió su culo. La frase fue tan gráfica que las risas nos impidieron saber dónde lo perdió, o si lo encontró en alguna parte.
El día, mejor, la tarde, me lleva al cine, "Nine"un musical donde intervienen Penélope Cruz, Sofía Loren, Nicole Kidman y algunos más. Y el protagonista, ah, el protagonista, no recuerdo su nombre. Un musical, aparentemente inofensivo, una trama recreada en los años sesenta cuando las dictaduras imperaban en Italia y en España y el nacionalcatolicismo se enseñoreaba del personal.
Un cineasta famoso, donjuan, acostumbrado a la buena vida, rico, casado, adúltero y con remordimiento de conciencia. Su madre siempre presente en el subconsciente, un complejo de Edipo maldisimulado. Una mala conciencia que no le dejaba vivir su muelle vida.
Un musical, insisto, aparentemente inocente, pero con una gran carga psicológica, esa carga que arrastran (mos) todos los que fuimos educados en dictaduras en ese catolicismo recalcitrante que nos hizo tan frustrados y a estas alturas de la película, tan pasivos, tan conformistas, tan tontorrones.
Así concluye el día.

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